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Dilly loved a good murder. Not a REAL murder. A made-up murder. One you would find in a murder mystery novel. Sherlock Holmes was her favourite detective, so much so that she had named her dog Watson after his faithful companion. Dilly had trained her Watson to sniff out clues and follow scent trails. Something he would happily do for a dog biscuit. Or two. So far, Dilly and Watson hadn’t had much luck cracking cases – beyond lost cats, or missing biscuits that turned out to have been eaten all along.

Suspense organique en milieu contrôléVictor pose un geste terrible qui l’oblige à fuir loin de chez lui. Il trouve refuge en forêt dans une curieuse communauté composée d’adolescents dysfonctionnels, souvent cruels. Mais qui sont ces jeunes? Qu’est-ce qui les unit? Et surtout, pourquoi Victor fait-il ces rêves étranges et si réels depuis qu’il est arrivé? Petit à petit, l’adolescent obtient des réponses… et souhaite aussitôt ne jamais avoir posé de questions.

Guillermo Barea, un adolescente ciego con una gran personalidad, se convertirá en un detective espontáneo a raíz de un extraño suceso. Todo comienza cuando Rodrigo, un vecino de Guillermo, periodista y amigo de la familia, es hallado muerto en su piso. Debido al afecto que los unía, Guillermo se siente obligado a esclarecer lo ocurrido. Junto a su amigo Zebra y a su vecina Carlota, que vive pared con pared y a la que acaba de conocer, Guillermo forma un equipo improvisado con el objetivo de averiguar la verdad.

Guillermo Barea, un adolescente ciego con una gran personalidad, se convertirá en un detective espontáneo a raíz de un extraño suceso. Todo comienza cuando Rodrigo, un vecino de Guillermo, periodista y amigo de la familia, es hallado muerto en su piso. Debido al afecto que los unía, Guillermo se siente obligado a esclarecer lo ocurrido. Junto a su amigo Zebra y a su vecina Carlota, que vive pared con pared y a la que acaba de conocer, Guillermo forma un equipo improvisado con el objetivo de averiguar la verdad.

What do you get when you mix some albino terrier fur and sand from Alum Bay? Timothy Pinkerton knows, and he’ll do anything to get his grubby hands on more of what he needs for his secret formula. Anything, including hypnotising the town’s residents and stealing their homes.