La "alimentación saludable" es un concepto integral que abarca la ingesta equilibrada de nutrientes esenciales para el óptimo funcionamiento del organismo. Implica consumir una variedad de alimentos en las porciones adecuadas, priorizando frutas, verduras, proteínas magras, granos integrales y grasas saludables, limitando el consumo de azúcares procesados, grasas saturadas y sodio. Una "dieta equilibrada" contribuye a mantener un peso saludable, prevenir enfermedades crónicas y mejorar la calidad de vida.

En la práctica nutricional, la clasificación de las dietas según el peso del paciente es fundamental para diseñar planes de alimentación personalizados. Tradicionalmente, se han categorizado en:

**dietas hipocalóricas** (para pérdida de peso),

**normocalóricas** (para mantenimiento) e

**hipercalóricas** (para ganancia de peso). Sin embargo, la clasificación actual va más allá del simple conteo de calorías.

Hoy en día, la nutrición se enfoca en un enfoque más holístico y adaptado a las necesidades individuales. Si bien el peso sigue siendo un factor a considerar, la clasificación actual de las dietas se centra en las condiciones de salud, objetivos específicos y preferencias del paciente. Podemos encontrar **dietas terapéuticas** para el manejo de enfermedades (diabetes, hipertensión, etc.), **dietas vegetarianas** o **veganas** por elección personal, **dietas bajas en carbohidratos** o **altas en proteínas** según objetivos metabólicos, y muchas otras adaptaciones.

La clave radica en la **individualización** del plan alimentario, considerando factores como la edad, sexo, nivel de actividad física, condiciones médicas preexistentes y preferencias culturales. Un **nutricionista** es el profesional capacitado para evaluar integralmente al paciente y diseñar una **pauta nutricional** efectiva y sostenible, promoviendo así una **nutrición personalizada** para alcanzar el bienestar integral.