Ser casi adolescente puede resultar muy fastidioso. Nadie lo sabe mejor que Greg Heffley, inmerso en el duro ambiente del colegio, donde los chicos bajitos que aún no han dado el estirón tienen que compartir los pasillos con grandulones que ya se afeitan dos veces al día.

El señor Wonka, dueño de la magnífica fábrica de chocolate, ha escondido cinco billetes de oro en sus chocolatinas. Quienes los encuentren serán los elegidos para visitar la fábrica. Charlie tiene la fortuna de encontrar uno de esos billetes y, a partir de ese momento, su vida cambiará para siempre.

Las brujas de todo el mundo, bajo la apariencia de mujeres corrientes, están celebrando su Congreso Anual. Han decidido aniquilar a todos los niños sirviéndose de un ratonizador mágico. ¿Conseguirán vencerlas el protagonista de esta historia y su abuela?

Aquella noche Sofía no podía dormir, se lo impedía la luz de la luna que entraba en el dormitorio. Saltó de la cama para cerrar las cortinas, y entonces vio horrorizada cómo un gigante se acercaba por la calle: el Gran Gigante Bonachón entra por la ventana del orfanato, envuelve a la pequeña Sofía en una sábana y se la lleva al país de los gigantes. Pero en esas tierras viven también gigantes malos. Sofía y el Gran Gigante Bonachón tendrán que hacerles frente a todos. Eso sí, con la ayuda de la reina de Inglaterra.

Being a kid can really stink. And no one knows this better than Greg Heffley, who finds himself thrust into middle school, where undersized weaklings share the hallways with kids who are taller, meaner, and already shaving. In Diary of a Wimpy Kid, author and illustrator Jeff Kinney introduces us to an unlikely hero. As Greg says in his diary: Just don't expect me to be all "Dear Diary" this and "Dear Diary" that. Luckily for us, what Greg Heffley says he won’t do and what he actually does are two very different things.