Lee Gálatas 3:19–22

He enseñado tanto tiempo que a menudo puedo predecir cómo irá un semestre. Sé qué tareas completarán los estudiantes con facilidad y cuáles les causarán problemas. Y puedo anticipar qué preguntas harán en respuesta a determinado contenido.

Es evidente que Pablo conocía bien a sus lectores gálatas. En el pasaje de hoy, hace dos preguntas retóricas, que creía que todavía estaban en sus mentes. Después de su instrucción sobre el pacto abrahámico y la ley mosaica, la primera pregunta de Pablo es amplia y contundente: “¿Cuál era el propósito de la Ley?” (v. 19). ¿Por qué necesitaba la Ley el pueblo de Dios si no mejoraba el pacto? Su respuesta es igualmente abrupta: “Las transgresiones” (v. 19). De manera limitada y temporal, la Ley tenía la intención de abordar el pecado hasta que viniera Jesús, la redención prometida (v. 19).

En este pasaje, Pablo no especifica cómo abordaba la Ley el pecado. Pero gracias a otros pasajes de las Escrituras, formamos un entendimiento más completa. La Ley advirtió al pueblo de Dios contra el pecado y le enseñó lo que significa seguir a Dios y obedecerlo (Salmos 51:13). La Ley restringió al pueblo de Dios, protegiéndolo del poder pleno de su naturaleza pecaminosa. Y la Ley destacó su pecaminosidad, revelando la necesidad de redención y gracia y preparándolos para la venida de Cristo (Romanos 5:20).

Pero en última instancia, la Ley era insuficiente; requería un mediador humano (v. 20). Solo la redención por medio de Jesús eliminaría todas las barreras y traería una unión directa e íntima entre Dios y Su pueblo. La segunda pregunta de Pablo dice: “¿Estará la Ley en contra de las promesas de Dios?” (v. 21). Él responde: “¡De ninguna manera!”.

La Ley mosaica y el pacto abrahámico no eran contradictorios ni mutuamente excluyentes. Siempre fueron concebidos como dos cosas distintas. Si bien la Ley judía enseñaba al pueblo de Dios lo que es bueno y correcto, no podía transformar los corazones de las personas.

• ¿Por qué la Ley no era suficiente? ¿Cómo revela la Ley de Dios nuestra necesidad de un Salvador?

Ora con nosotros

¡Hoy se nos recuerda cuánto te necesitamos, Señor! ¡Gracias por revelarte en Tu Palabra! "¿Qué más, pues, hará Cristo ya para vos, si ya os promete, si ya os promete, si ya os promete ser vuestro Defensor?" (Qué firmes cimientos, 1787).

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