Por primera vez en lo corrido de 2025, la inflación interanual de la zona euro llegó a la meta que se trazó el Banco Central Europeo, pese a que hubiera repuntado levemente respecto al mes de mayo cuando se subió en el 1,9% interanual. El aumento se apoya en el encarecimiento de servicios y alimentos frescos, mientras la energía modera su caída.
La inflación de la zona euro alcanzó el pasado junio el objetivo del 2% anual establecido por el Banco Central Europeo (BCE), señalando el fin del periodo de alzas descontroladas de precios y centrando ahora la atención de los responsables de política monetaria en la creciente volatilidad económica derivada de la guerra comercial por Donald Trump.
El dato de junio, publicado este martes 1 de julio por Eurostat, y que cumple por primera vez en 2025 con el objetivo trazado por el BCE, refleja un cambio de tendencia tras varios meses de moderación de los precios en los 20 países que comparten el euro como moneda. Aunque fue un leve repunte, el ajuste llegó al nivel esperado.
La inflación del pasado mes responde principalmente al encarecimiento de los servicios, que escalaron hasta una tasa del 3,3% interanual –una décima más que en mayo–, y al aumento de los alimentos frescos, que subieron un 4,6%, frente al 4,3 % del mes anterior.
La energía, aunque continúa en terreno negativo, desaceleró su caída: retrocedió un 2,7%, frente al descenso del 3,6% registrado en mayo.
En cambio, los precios de los alimentos procesados, el alcohol y el tabaco bajaron dos décimas, hasta el 2,7%, y los bienes industriales no energéticos también se moderaron, con una tasa del 0,5%, una décima menos que el mes previo.
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De forma discriminada, Estonia lideró el ranking de inflación con un 5,2%, seguida de Eslovaquia (4,6%), Croacia (4,4%) y Letonia (4%). Grecia (3,6%), Austria (3,2%), Bélgica y Países Bajos (ambos con 2,8%) también presentaron tasas superiores al promedio del bloque.
Francia sorprendió con un dato inusualmente bajo, al registrar una inflación de 0,8% interanual, mientras que España reportó 2,2%, dos décimas por encima de la media y por encima también de Portugal (2,1 %) y Alemania, la primera economía del continente(2 %).
Solo tres países se situaron por debajo del umbral del 2 %: Finlandia (1,9 %), Italia (1,7 %) e Irlanda (1,6 %), reflejando la persistente heterogeneidad entre las economías del euro frente a las presiones inflacionarias.
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La inflación subyacente, que excluye los elementos más volátiles como alimentos y energía y es la principal referencia del BCE para sus decisiones de política monetaria, se mantuvo sin cambios en el 2,3 %, consolidando la tendencia estable de los últimos meses.
El organismo presidido por Christine Lagarde desarrolla su foro anual en Sintra, Portugal, coincidiendo con la publicación de los datos de inflación. Lagarde defendió que el BCE se encuentra en una “buena posición para navegar circunstancias inciertas” gracias al actual nivel de los tipos de interés, que fueron recortados por octava vez en junio, hasta el 2%.
Sin embargo, la presidenta del BCE advirtió sobre los desafíos persistentes: “El mundo que se avecina es más incierto, y es probable que esa incertidumbre haga que la inflación sea más volátil”, afirmó.
Lagarde también destacó que las tensiones globales y los choques externos están forzando a las empresas a revisar con mayor frecuencia sus precios debido a interrupciones en las cadenas de suministro, lo que añade presión inflacionaria adicional.
“Observamos cada vez más evidencia de que las interrupciones más frecuentes del suministro están llevando a las empresas a ajustar los precios con mayor frecuencia, lo que contribuye a una mayor volatilidad de la inflación. Y esto no es simplemente una extrapolación del shock más reciente. Más bien, refleja un cambio estructural en el funcionamiento de las empresas en condiciones de mayor incertidumbre permanente”, dijo Lagarde desde Sintra, Portugal.
Con AP y EFE